Latinoamérica tiene un gran potencial, pero la desigualdad en el acceso a una educación de calidad limita su desarrollo. La brecha educativa perpetúa la pobreza y la exclusión social, impidiendo que la región alcance su máximo potencial, especialmente en áreas desfavorecidas y rurales. Millones de jóvenes estudiantes y profesionales no están adecuadamente preparados para los desafíos del mercado laboral presente y futuro, lo que hace que los países de la región sean menos competitivos en el mercado.